Luz

Llevas la camisa puesta del revés y mirada ojerosa. Puede que hayas pasado una mala noche. O, de hecho, lo que llevas de vida.

Noche llena de estrellas, sin nada especial, como cada noche, pero una noche más, al fin y al cabo. Llena de estrellas brillantes que sacian apetitos.

Cada zapato es de un color. Parece que quieras llamar la atención. Pero creo que aún no sabes que la llamas sin quererlo…. Aunque sea todo mentira.

Caen encima de mí sin pedirlo, una a una, en hilera… y me van llenando el cuerpo de luz y cosquillas.

Tus mangas arremangadas muestran que ya empezó, como cada año, el calor. Ese que a todos gusta y que a mi me pone de mal humor. Calor, camisetas sudadas y mal olor.

Se acuestan a mi lado, una vez han terminado su camino, de mi piel a mis entrañas. Se estiran juntas, tocando sus extremos… notándose cerca.

Tu pelo parece revuelto, sin peinar. Como si te hubieras levantado con prisa y sin ganas de revolver el cajón buscando nada. No importa. De todas maneras está bien así.

Se duermen, tranquilas, a mi lado. Poco a poco su blancura disminuye de intensidad, juntamente con su respiración. Se atenúa, ligeramente.



Y en esa tranquilidad y su presencia lo percibo claramente. Todo en ti se ha movido de lugar. Nada parece igual… Y me alegro de verte así, tal y como eres.

Yo… Dormiré con ellas, aunque sé que no es lo mismo que hacerlo sola. Será cuestión de probar… Puede que mañana me haya convertido en una.

Adiós oscuridad.