lunes, 11 de febrero de 2008

Besos


Llueven besos del cielo. Ahora uno, ahora otro. Largos y pausados, apasionados y llenos de deseo… Uno a uno llenan el asfalto gris del color del que deben ser los besos, intensos y calientes.

Llueve cada vez más fuerte, en cascada, manojos de labios sin destino. Y poco a poco se amontonan, con ese revuelo que les confiere su propia compañía.

Hacen ruido, cada uno a su manera, pidiendo a gritos ser rescatados de un frío suelo olvidado. Pidiendo piel dónde aposentarse. Pidiendo ser deseados, en un tiempo en qué ya nadie anhela algo tan simple pero, a su vez, tan necesario.

Yacen exhaustos en medio de ningún lugar, con la piel arrugada de inapetencia. Yacen desnudos y expuestos. Yacen como son. Simplemente besos.

¿Te apetece uno?

3 comentarios:

Xavier dijo...

mua!

Antonio Ruiz Bonilla dijo...

Los quiero todos, si he de vivir mil años para disfrutar de ellos, haré un esfuerzo.
Un saludo, tienes un refugio en el fin de los tiempos.

Pekas dijo...

No sé si habré llegado a tiempo... pero si me apeteceria uno... :-)))

Una lluvía de besos... bonito...