No debería…
Tejer promesas en servilletas de papel usado cuando el camarero está lavando los platos o mirar de reojo a la pareja que se besuquea en plena calle mayor… manos alborotadas y prisa que se dibuja con tiza en la costura de los labios.
Andar de espaldas a los sueños cuando ellos se giran para espiarme sin tapujos o hacer trenzas con los dedos en el espejo mientras la niña de la portera le saca el ojo a la muñeca.
Hilvanar muecas cuando quiero reírme a carcajadas o dejar propina en el aseo de ese párquing al que nunca volveré. Apesta a lustros de desilusiones y lejía sin destapar.
Alzo la vista hacia el cielo y veo aire sucio que me riega las pupilas. Es aire denso y áspero, una mezcla bien agitada de lluvias no engendradas o láminas de nubes aún sin hornear.
El autobús se ha ido sin recogerme. Me he quedado ensimismada con el malabarista del semáforo y no me he percatado que el conductor se ha largado. Prisa por salir de este asfalto frío y sin carácter.
Grito pero no me escucha.
Las farolas tintinean absorbidas por la soledad del invierno y la neblina que dibuja aureólas de necesidad.
No debería pero… entraré de nuevo en el bar dónde el camarero imagina sonrisas en la espuma del cafè… y mis sueños se vuelven líquidos y tangibles.
Tejer promesas en servilletas de papel usado cuando el camarero está lavando los platos o mirar de reojo a la pareja que se besuquea en plena calle mayor… manos alborotadas y prisa que se dibuja con tiza en la costura de los labios.
Andar de espaldas a los sueños cuando ellos se giran para espiarme sin tapujos o hacer trenzas con los dedos en el espejo mientras la niña de la portera le saca el ojo a la muñeca.
Hilvanar muecas cuando quiero reírme a carcajadas o dejar propina en el aseo de ese párquing al que nunca volveré. Apesta a lustros de desilusiones y lejía sin destapar.
Alzo la vista hacia el cielo y veo aire sucio que me riega las pupilas. Es aire denso y áspero, una mezcla bien agitada de lluvias no engendradas o láminas de nubes aún sin hornear.
El autobús se ha ido sin recogerme. Me he quedado ensimismada con el malabarista del semáforo y no me he percatado que el conductor se ha largado. Prisa por salir de este asfalto frío y sin carácter.
Grito pero no me escucha.
Las farolas tintinean absorbidas por la soledad del invierno y la neblina que dibuja aureólas de necesidad.
No debería pero… entraré de nuevo en el bar dónde el camarero imagina sonrisas en la espuma del cafè… y mis sueños se vuelven líquidos y tangibles.
1 comentario:
No deberíamos hacer tantas cosas y sin embargo, día a día se hacen, pues así lo dicta el momento y la ocasión.
No deberíamos y sin embargo año tras año nos hacemos las mismas promesa, tachamos y reesbribimos los mismos sueños con la esperanza de que esta vez sí se materialicen.
No deberíamos y sin embargo creemos que por cerrar los ojos y pensar en una persona en la última campanada, la tendremos.
No deberiamos seguir engañandonos.
No deberíamos andar de espaldas al mundo, con el corazón camuflado deseando pasar inadvertidos..
y sobre todo..
que clase de hija tiene la portera, ? desde leugo deberias pensar en cambiarte de piso.
hasta pronto bego
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