Olor a prisa, que me envuelve en su halo de corta distancia… Olor a piel envenenada de desidias, rímmel encostrado y sueños descosidos.
Sabor a tierra, como esos días de lluvia en qué los sentidos se agudizan, dejando entrever recuerdos de nostalgias y besos que nunca dimos.
Intuyo en el aire pétalos que me cosquillean la nariz, con una intensidad en su justo punto, reconfortando sentidos que parecían adormecidos.
Abrazo ráfagas que revolotean con mi pelo, mostrando en cada aleteo su poder a aquellos que sean capaces de vislumbrar más allá del lustre de sus zapatos.
Descubro hondos pliegues, cubiertos de ropas anchas y capas de tiempos casi olvidados que se han acomodado en ellas…
Siento intensamente, a cada instante, en cada nota de tu piel y en cada bostezo de mi alma.
Siento placer y sabia locura, cuando mi retina pasea dulcemente por tus instintos y mis suspiros hacen el amor con tus deseos.
Sabor a tierra, como esos días de lluvia en qué los sentidos se agudizan, dejando entrever recuerdos de nostalgias y besos que nunca dimos.
Intuyo en el aire pétalos que me cosquillean la nariz, con una intensidad en su justo punto, reconfortando sentidos que parecían adormecidos.
Abrazo ráfagas que revolotean con mi pelo, mostrando en cada aleteo su poder a aquellos que sean capaces de vislumbrar más allá del lustre de sus zapatos.
Descubro hondos pliegues, cubiertos de ropas anchas y capas de tiempos casi olvidados que se han acomodado en ellas…
Siento intensamente, a cada instante, en cada nota de tu piel y en cada bostezo de mi alma.
Siento placer y sabia locura, cuando mi retina pasea dulcemente por tus instintos y mis suspiros hacen el amor con tus deseos.
Me siento. Y escucho cada uno de los latidos de mi pensamiento.
Simplemente… YO.
Simplemente… YO.
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